Este blog contiene narraciones con escenas de sexo explícito y violencia no basadas en hechos reales.
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martes, 13 de septiembre de 2011

CAPÍTULO 27: AL LADO ESTE

-¿Sabes lo que ha dicho Boca de Sapo, Valiant?
-¿Qué? -el niño azuzó las ascuas del fuego con el trozo de madera ennegrecido. Kamilla se arrodilló junto a él y se recogió el pelo hacia un lado, dejando a la vista su hermoso cuello moreno.
-Dice que ya estoy bastante buena para que los hombres quieran pagar por estar conmigo y me empezará a buscar clientes- comentó con naturalidad. La naturalidad de los niños de la calle.
-Dejarás de robar, ¿no? Qué suerte tienes -Valiant le sonrió. Una sonrisa muy dulce e infantil, pero a Kamilla se le antojaba el más hombre de todos, aunque sólo tuvieran doce años.
-Sí pero no sé si me va a doler...- confesó ella, cogiendo un trozo de papel y añadiéndolo al fuego. Estaban rodeados de desperdicios, en mitad del edificio abandonado. No era una noche especialmente fría, pero aun así, tener un fuego a mano mantenía a raya a las ratas.
-Creo que sí que duele al principio- le explicó Valiant. -Pero luego debe ser divertido, si no, no lo haría tanto la gente.-
Kamilla se revolvió levemente, y ladeó los labios.
-No quiero perder mi virginidad con un cualquiera, Valiant. Házmelo tú el primero -lo miró con los ojos de gata cargados de franqueza. Valiant abrió los suyos, sorprendido.
-¿Yo...?
-Sí. ¿No te gusto?
-No lo sé... ¿Eso importa?
-A mí no -se acercó un poco más a él y le cogió el rostro por la barbilla. Lo miró largamente a la boca antes de atreverse a darle un beso. Su primer beso de verdad.
-No sé muy bien cómo se hace...- admitió el niño. Había visto follar muchas veces a otros ratas de la hermandad, había visto a las putas en la calle. Pero no era lo mismo verlo de lejos que intentarlo por uno mismo... ¿qué se suponía que había que poner en qué sitio...?
-Espera, creo que así es más fácil -Kamilla se levantó la falda y se bajó las bragas -unas bragas sucias de estar sentada por los suelos y los tejados- y las echó a un lado. Se tumbó en el suelo, bocarriba, sobre un roído manto deshilachado, y abrió las piernas. -Ven, ven aquí -palpó su muslo, y Valiant se acercó. Se humedeció los labios y se arrodilló entre las piernas de su amiga. Era muy bueno haciendo muchas otras cosas, como correr, saltar obstáculos, escurrirse de la justicia, robar bolsas de oro -robar cualquier cosa en general- imitar voces, esconderse...la lista seguía largamente. ¿Pero follar? No tenía ni idea, y temía que por algún fallo suyo Kamilla no le diese realmente su virginidad y acabase dándosela a un cualquiera. Defraudaría a su compañera.
Se desabrochó la cuerda que usaba a modo de cinturón y se bajó las calzas. El jubón, demasiado grande para su cuerpecillo, le llegaba hasta medio muslo y ocultaba su desnudo cuando se tumbó sobre ella. Suspiró, la verdad era que no estaba nada nervioso. Kamilla por el contrario, sí que lo estaba, y mucho. Le gustaba Valiant, no sólo era el más guapo de todos los ratas del este, sino también el más listo. Aunque era del grupo de los pequeños, salía de misiones a menudo con los mayores porque sus planes solían ser ingeniosos, y su pequeña estatura le permitía el acceso a muchos lugares a los que los mayores no podían entrar. Confiaban en él. Todos los ratas del este lo hacían, aunque muchos lo odiaran.
Durante mucho tiempo, Kamilla lo había visto como un rival, y en cierto modo así seguía siendo. Pero eso no podía impedir que le gustara estar con él, mirarlo a la cara y charlar hasta que el sol salía, imaginando vivir en sitios donde los cristales rotos no le cortaban a uno los pies.
Y pensando en cristales, sintió el corte.
Solo que no fue en los pies.
-Ah- Kamilla se quejó. Fue como un leve pinchazo, un dolor agudo que duró apenas un instante, y cesó tan pronto Valiant se detuvo.
-¿Duele?
-Un poco. ¿Está dentro? -la chica miró hacia abajo. Valiant también lo hizo.
-Creo que sí.
-No siento nada ahora.
-Pues yo siento... -se movió ligeramente. -Estás muy caliente. Me gusta.- Kamilla se humedeció los labios y cerró los ojos. Ahora podía abrazar a Valiant con suavidad mientras él se movía. Era una extraña sensación la de tenerlo dentro. Raspaba ligeramente, había sentido dolores más intensos, por descontado, pero no podría decirse que tuviera nada de divertido. Lo único que le gustaba de hacer aquello era saber que los novios lo hacían, y que Valiant había accedido a hacerlo con ella. A lo mejor algún día él le pedía que se casara con ella, fantaseaba. Valiant emitió un sonido leve, parecido a un suspiro. No llegaba a considerarse un gemido, pero su respiración se aceleró como si acabara de correr la más intensa de las carreras por las calles, y luego, simplemente, dejó de moverse.
Kamilla parpadeó algunos segundos mientras el chico la miraba a los ojos, con la luz dorada de las lenguas de fuego reflejándose en su piel clara. El pelo de ella esparcido por el suelo, formando suaves ondas. Valiant entrelazó los dedos de su mano con la de ella.
-Ya no tienes que preocuparte, Kamilla. Nadie te robará tu virginidad.

Por supuesto, aquello le costó una paliza a la chica. El hermano mayor que la cuidaba -se llamaban hermanos mayores a los ratas encargados de alguno más pequeño- encontró un gran fastidio que la niña no fuera virgen. Eso le hacía perder dos tercios de su valor, y hubiera pateado el cráneo de Valiant por el fraude, pero el chico era escurridizo. No tenía hermano mayor, pero sí muchos amigos en las calles, así que se conformó con partirle el brazo a Kamilla y poco más. Después de aquello, las correrías infantiles de Valiant con Kamilla terminaron. Dejaron de robar juntos, de mendigar y estafar a la gente de a pie. El chico se vio repentinamente sólo, y la muchacha tenía ahora otras labores, que en su mayor parte consistían en captar la atención de hombres maduros en el mercado y llevarlos al callejón. Alguna vez se llevó algún golpe de propina, pero desde entonces siempre la acompañaba un rata que cuidaba de que se le pagara lo debido por el trabajo, con lo cual los problemas se redujeron.
Pony no tuvo tanta suerte.
Había visto montones de veces a su hermana retozando con Valiant, y había soñado tener algún día la oportunidad de poder hacerlo también. Deseaba que fuera él, el primer chico que la tuviese desnuda en su cama. Sin embargo, antes siquiera de tener la opción de elegir con quién perder su virginidad, cuatro ratas del lado oeste la violaron salvajemente una mañana que ella cruzó el puente hacia el otro lado, persiguiendo un gatito. Además de aquello, cuando Pony regresó arrastrándose, derrotada, su hermano mayor la golpeó con fuerza; la insultó y maltrató hasta que se sintió agotado. Luego se desentendió de ella por completo.
Hasta el momento en que conoció a Yaraidell, Valiant y Kamilla tenían agún vínculo misterioso que se había forjado de sus experiencias en las calles. No podía decirse que fueran novios, ni nada similar. Pero Kamilla nunca follaba con ningún rata que no fuese Valiant. Fuera del trabajo, él era el único.
La aparición de Yara lo cambió todo, no obstante. Valiant comenzó a desaparecer durante el día, y empleaba las noches en contemplar la luna y suspirar, medio atolondrado. Kamilla tenía que sacar a relucir sus mejores dotes de seducción para conseguir algo de atención por parte del muchacho, que nunca iba más allá del sexo. Ella siempre se había creído independiente, y dueña de sí misma.
Fue por eso que se crispó tanto al descubrir que posiblemente, Valiant fuese su verdadero dueño.


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By Rouge Rogue

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