Este blog contiene narraciones con escenas de sexo explícito y violencia no basadas en hechos reales.
Si crees que pueden herir tu sensibilidad, por favor no continúes leyendo.
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miércoles, 28 de septiembre de 2011

CAPÍTULO 36: LLEGAR A UN ACUERDO

Fue todo tan rápido y caótico como acostumbraba a ser en el mundo de las sombras. En un segundo la imagen de Adrian en el cristal. No, de Fargant. Al siguiente, el mismo cristal volando en mil pedazos. Fargant había asestado un golpe rápido en semicírculo que acabó chocando con el canto de su muñequera de merellite contra la ventana, porque Allain se apartó con la agilidad que su amigo recordaba de años atrás. Esquivó el segundo ataque -por poco, en realidad- y lanzó un puñetazo contra la cara del intruso, que se movió con la soltura de un Mester que se ha concienciado para entrar en batalla. Allain se había relajado, había bajado la guardia, y eso casi le cuesta la vida. Cuando se apartó de Fargant, ambos se dedicaron una mirada larga y cargada de significado. Una distancia de tres metros se abría entre ambos, y Elric destensó los músculos, irguiéndose en pie para encarar a su mejor amigo de antaño.
-¿Has esperado a que estuviera desnudo para atacarme? -lo dijo con cierto tono de reproche.
Fargant sonrió.
-No deberías bajar la guardia, "Synister" -repuso, y se quitó la capucha. Allain era la única persona con quien se sentía en consonancia. Tal vez él no tuviera cicatrices en la cara, pero era tan monstruoso como Fargant.
-Qué ironía... tantos años luchando por deshacerte de las ataduras de tu maestro, y ahora cargas sus amargos consejos contigo -Allain se preguntó si tendría tiempo de reaccionar. Hablar, era una burda estrategia que nunca jamás funcionaría con Fargant, pero no podía hacer otra cosa. Si el adversario fuese otro... si Fargant no fuese el único hombre en Kandalla por el que Allain podría ser derrotado, se habría arriesgado. Alguna pirueta extraña, alguna maniobra distractiva, y se habría hecho con su espada, al otro lado de la habitación. Pero eso no era posible.
No de valde, lo llamaban Mil Cuchillos.
-Verdaderamente... hubiera estado bien reencontrarnos en mejor situación. Syrtos sabe que tu muerte será un peso hondo en mi conciencia -apretó los dedos contra la empuñadura en forma de medialuna de sus cuchillas, y Elric sonrió, resignado. Syrtos, el dios de la muerte y las sombras. También era una de las absurdas -pero tan útiles- creencias de su maestro. Todos los hombres necesitaban creer que había algo más allá de la vida, después de todo.
-Nisiquiera me has pedido que me una al Círculo -comentó, agachando la cabeza. Sin embargo, su mirada no dejaba de ser desafiante.
-Eso sería lo sensato, y te conozco demasiado para saber que no será tu elección -el muchacho estrechó los ojos, no obstante, con algo de recelo. ¿Lo decía enserio Allain? ¿Había cambiado de idea, después de los años...?
-Nunca des por sentado que sabes algo, Fargant. Eso te vuelve confiado y vulnerable...
-El Círculo ya no espera que regreses. Me han pedido tu cabeza -mintió el chico. Tal vez aquello le apretase las tuercas a Allain, y ayudase a convencerlo de que perdonarle la vida era una bendición. ¿No era así, después de todo?
-Vaya, qué desconsiderados. Sin cabeza no voy a poder trabajar -se hizo el desinteresado. Alzó las manos despacio, mostrando las palmas a Fargant, y caminó hacia la cama, hasta sentarse en el colchón. Su enemigo -¿o su amigo?- lo siguió con la mirada, pero no dijo palabra.
-No voy a luchar contra tí, Fargant. No por el Círculo. Déjate de chorradas y dime cuáles son las condiciones para volver a entrar.
-Acabo de decirte que...
-Si de verdad te hubieran ordenado que me matases, yo no estaría aquí ahora. Has venido a dialogar, por mal que se te dé.
El muchacho sonrió levemente.
Tenía toda la razón.

Amaneció demasiado deprisa.
Allain no tuvo tiempo de follar, ni de dormir esa noche. Ni siquiera de hacer todas las preguntas que hubiera deseado hacer a su mejor amigo -su único amigo- después de cinco años sin verlo.
Cuando llegó la mañana y Valiant bajó al comedor, allí estaba él.
Algo sonrió en su cabeza, las cosas estaban saliendo como tenían que salir. Bueno, aún quedaba el asunto de Yaraidell, y también el de Kamilla, pero era mejor desterrarlos de sus preocupaciones más inmediatas. Tenía cosas más importantes que hacer que pensar en mujeres; el amor era sólo un privilegio de quienes tenían la vida resuelta.
Se sentó en la silla junto al mercenario, y él apenas apartó la vista del pan tostado que engullía para ofrecerle un saludo alzando las cejas.
-¿Y tu novia...?- preguntó, con la boca llena.
-Buenos días a tí también.
-Vas a resultar el único rata exquisito de la ciudad -dio un largo sorbo al café negro.
-¿Y bien...? -el chico esperaba abordar cuanto antes el tema. Synister se encogió de hombros, restándole importancia.
-Lo haré -concluyó. Valiant sonrió estrechando la mirada.
-Ya lo sabía.
-Que te follen.
-No es momento, hay cosas por hacer. -Comentó como quien no quiere la cosa.- La hermandad está deseando conocerte.


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By Rouge Rogue

2 comentarios:

  1. realmente me rpegunto a quien se referia allain con lo de "su mejor amigo" a valiant o a fargant? dria que a fargant pero weno...
    Nana

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