Este blog contiene narraciones con escenas de sexo explícito y violencia no basadas en hechos reales.
Si crees que pueden herir tu sensibilidad, por favor no continúes leyendo.
Gracias por visitar mi blog.

viernes, 19 de agosto de 2011

CAPÍTULO 7: LA CHICA DIFÍCIL

El chico entró a la taberna algo despistado.
Allain lo estaba observando desde el otro lado de la sala, y lo vió topar por accidente con uno de los grandullones que pululaban por allí. El hombretón le dedicó una mirada escalofriante e intimidadora, y el joven pareció hacerse pequeño por momentos.
-Disculpe... -dijo, agobiado, y se escabuyó como un ratón.
Buscó por la sala hasta encontrarse con los ojos del mercenario, y supo que era él, el tipo que lo estaba esperando. Se acercó a la mesa con andar resuelto y se apartó el flequillo rubio de la frente.
-Yo soy Valiant -dijo, a modo de presentación. Se sentó en la silla frente a Elric y comenzó a rebuscar en su mochila. El mercenario puso los ojos en blanco.
-Válgame el cielo...
-Aquí están los datos del trabajo -alzó un sobre arrugado un segundo antes de plantarlo sobre la mesa. Luego lo arrastró en dirección a Allain. Él alzó una ceja y lo cogió, con resignación. A ver de qué se trataba ahora.
Valiant se giró sobre sí mismo en la silla y aguzó la vista. Allain no pasó ese dato por alto, aunque estuviera leyendo la carta.
-¿Esperamos a alguien más?
-Sí- el muchacho lo encaró ahora. -También hay una chica.
-¿Una chica? -el cazarecompensas dejó la carta en la mesa y la señaló. -Pero si esto es pan comido. Trabajo para aficionados.
-Ya...bueno, esque... - se atusó el pelo, pegándoselo al craneo. Debía estar pensando en alguna excusa.
-A ver si lo adivino. La chica consiguió el trabajo, tú te ofreciste voluntario para impresionarla, pero la realidad esque no sobrevivirías solo ni hasta la vuelta de la esquina, y por eso buscas ayuda- Allain dio un sorbo a su whisky. El último, pues la bebida se había recalentado demasiado, y a aquellas alturas era intragable.
-¡Te-te equivocas! Si acepté el trabajo fue precisamente porque pensé que entraba dentro de mis dominios y podría encargarme solo.
-¿Tus dominios?
-Si, bueno... -se rascó la nuca.- Suéltame en la ciudad y puedo conseguirte lo que quieras. Mujeres, dinero, joyas. Trabajo con armas, drogas. Te traeré la luna de oro que adorna la entrada al palacete de verano del emperador si quieres.
-Pero...
-Pero fuera de la ciudad ya es otro asunto. Yo soy un rata, ¿sabes? Los ratas nos movemos por estos entornos, cobijados por la sombra de los edificios. Salir a campo abierto no es lo mio... Me vendrá bien una espalda ancha como la tuya para protegerme... -le sonrió a Elric, dándole una palmada amistosa en el hombro. El mercenario no cambió un ápice el gesto, y Valiant retiró la mano.
-Iré más rápido si voy solo; no necesito que vengas conmigo. Tan sólo dame mi parte del dinero y yo me encargaré de todo. Te quitas de riesgos innecesarios y sigues ganando igual. - El ratero sopesó las palabras de Allain. Acabó por arrugar el gesto y pasarse de nuevo las manos por el pelo con afán desesperado.
-Agh, esque le prometí a ella...
-Ella ganará su parte.
-Sí pero tú no lo entiendes. Ella no quiere pagar a nadie para que haga esto. Ella se embarcará sola en el trabajo, con o sin mí. Y no voy a dejarla ir sola... -Elric alzó una ceja, incrédulo. -...ni con un fornido y genial desconocido que ponga solución a los problemas que yo no le pude arreglar. -Cruzó los brazos con aire molesto. Allain se sonrió y luego señaló con la vista por encima de los hombros del joven.
-¿Es esa tu amiga? - Valiant se giró de nuevo, pero Elric no necesitó una contestación por parte del chico, porque la muchacha, que oteaba la sala con seguridad, reparó en ellos. Se acercó con pasos largos; demasiado para lo que debería resultar cómodo, sobretodo llevando esas botas altas de tacón. Tenía las manos apoyadas en la cintura, y un gesto altivo. Allain la examinó con aquella pericia que lo caracterizaba como catador de mujeres. Piel clara, pechos bien llenos y labios carnosos, pintados de rojo. Cómo le ponían las pelirrojas...
-Ah, Yara -Valiant se puso en pie para recibir a la muchacha. Allain no obstante cruzó las manos sobre la mesa y los miró a ambos largamente. -Este es... -el ratero cayó en la cuenta de que ni siquiera sabía el nombre de su interlocutor.
-Allain Elric -terminó él la frase. La joven le tendió la mano con decisión y el mercenario la estrechó ligeramente. Un agradable tufillo a flores le sacudió la nariz cuando ella movió graciosamente la melena y se sentó.
-Muy bien, entonces ¿cuál es el plan? -inquirió ella. Elric alzó las cejas y sacó un cigarro del interior de su chaqueta.
-Bueno, antes de nada, ¿quién ha dicho que vaya a aceptar el trabajo?
-Está bien. Pues si no lo aceptas, ya te puedes ir largando -Yara se cruzó de brazos y lo miró desafiante.
-¿No estaba yo en esta mesa antes de que tú llegaras...?
-Yara, por favor. Deja que yo me encargue de los negocios -Valiant sacó a relucir sus mejores dotes de trapicheador, y la joven arrugó el morro, mirando a otra parte. -Bien, cincuenta monedas y...
-No.
-Sesenta.
-Puedes ir buscándote a otro.
-Está bien, oye, somos tres. La recompensa total es de doscientas monedas. Haz cálculos.
-Calculo que nadie se juega el culo por doscientas monedas. Me estás mintiendo, y no te conviene -Allain dió una larga calada al cigarro. Exhaló el humo en dirección a la chica pelirroja, que frunció el ceño, molesta. Valiant rió, divertido.
-Eres bueno. Eso me gusta. Pon un precio a tu culo.
-Me llevaré doscientas cincuenta. Con posibilidad de subir a trescientas si el asunto se complica. Quiero la mitad antes del trabajo. La chica no vendrá con nosotros.-
Yara se indignó notoriamente al oir aquellas palabras. Apuñaló a Elric con los ojos y se inclinó hacia delante.
-¿Y se puede saber quien dice que yo no pueda ir?
-Creí que estaba lo suficientemente claro. ¿Te hago un dibujo para esquematizar?
-No, ¿te hago yo a tí uno para explicarte por dónde te puedes meter tu chulería?- Allain rio por lo bajo y miró a otro lado, volviendo a dar una calada. -A ver si lo entiendes, guaperas de tres al cuarto. El trabajo es mío. Tú solo eres un fardo inútil que Valiant se ha empeñado en contratar. -
El amigo de la chica se pasó la mano por la cara, temiendo que aquello haría enfadar a Elric. Pero él sonrió por toda respuesta.
-Si hubierais puesto en el anuncio "se necesita niñera" se habría ofrecido más gente. En fin, como quieras, niña -miró el cigarro a medio consumir y después lo tiró al suelo. Lo apagó con el pie. Quizás para él suponía un enorme esfuerzo ceder a las condiciones de otro, y si lo hacía no era más que porque acababa de gastar la última moneda que había robado en la ciudad en un whisky barato. Ya no tenía para comer.
Yara alzó el gesto, orgullosa, y se puso de pie.
-Pasaremos la noche aquí. Partiremos por la mañana -dijo, y se dio la vuelta para dirigirse al mostrador. Luego se perdió escaleras arriba.
Allain y Valiant siguieron hipnotizados por la minifalda de la joven hasta que desapareció de sus vistas.
-No te la follarás nunca -dijo el cazarecompensas. Valiant sopló con una sonrisa y su flequillo salió disparado.
-Soy un rata. Las ratas nos metemos por los agujeros más inesperados.-

Luego se levantó y siguió a la pelirroja hacia los dormitorios.


-----------
By Rouge Rogue


1 comentario:

  1. Esa chica me cae bien, deberia cortarle los ...... a allain, me caeria mucho mejor y seguro que a el le jodia mucho XD
    Nana

    ResponderEliminar